La seguridad, en los coches, siempre ha sido uno de los aspectos más destacados y destacables. Desde hace años que se habla de seguridad activa y de seguridad pasiva, desde hace años que se pone a la seguridad en el centro nuclear de todo lo relacionado con el desarrollo de las personas, pero todo ello ha dado un salto inmenso con la aparición de las TIC. Ahora bien, un aspecto no cambia, el fin último es que la seguridad del vehículo y los servicios que este ofrece estén al servicio de las personas.
Mucho se habla del futuro del coche autónomo y de su seguridad, mucho se habla de prototipos futuristas que están más cerca que lejos, pero más allá de todo ello existe una realidad que ya la tenemos aquí y que la debemos saber aprovechar: el coche interconectado ya es una realidad y puede contribuir mucho a la seguridad del conductor, el resto de pasajeros y el resto de los usuarios de la vía y de la sociedad con la que interactúa.
Cuando se habla de un coche conectado a Internet a todos nos viene a la cabeza coches que se conducen solos, que levitan y muchas otras imágenes que ya forman parte del imaginario popular. Y cierto es que todas estas opciones ya se están desarrollando y algunas más cerca y otras más lejos llegarán en un futuro casi seguro al mercado, pero no hace falta esperar a eso para aprovecharnos de las ventajas que puede ofrecernos un coche conectado a la red.
Realidad aumentada a disposición del conductor para mejorar la calidad de la conducción, coches que pueden buscar estacionamiento libre, escoger la ruta más óptima según la densidad de circulación del momento y, muchos otros aspectos, ya son casi de serie en muchos vehículos, pero ahí más, mucho más, y un servicio que ya funciona pero que falta desplegarse por completo cambiará todo lo relacionado con la seguridad del vehículo.
Los servicios de asistencia permanente de los fabricantes de automóviles, que más que fabricantes y vendedores de vehículos serán proveedores de movilidad prometen ser la auténtica revolución del sector. Con sólo pulsar un botón de emergencia, recibir asistencia inmediata, coches que detectan una colisión y ellos mismos avisan a los servicios de emergencia y, muchos otros servicios parecidos, harán ganar, y mucho, en la seguridad en la conducción.
Por supuesto, aún queda mucho camino por realizar, aún deben estandarizarse mucho más estos sistemas, ser aún más de “serie” y no algo tan exclusivo (no olvidemos que algo que hoy es tan simple y que no falta ni en el coche más barato como es el aire acondicionado o los elevalunas eléctricos hace no tantos años sólo estaba al alcance de los coches de gama alta) y, sobre todo, las redes de Internet inalámbricas, con el 4G y el Wifi a la cabeza deben garantizar conexiones permanentes, rápidas y de calidad allá donde nos encontremos, y las carreteras deben ser más “inteligentes”, pero estamos cada vez más cerca de ellos y es un futuro presente en el que ya podemos empezar a pensar.